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lunes, 21 de mayo de 2012

EL EFECTO PIGMALIÓN

Podríamos decir que las expectativas que el profesor tiene sobre sus alumnos influyen en la conducta de los mismos. Esta influencia es lo que llamamos “efecto Pigmalión”. Así si las expectativas son positivas sus efectos son benéficos (Pigmalión positivo), pero cuando son negativas pueden comprometer seriamente la trayectoria escolar de sus alumnos, su autoestima y su motivación (Pigmalión negativo).

El efecto Pigmalión se puede identificar de las siguientes maneras:
1.     Suceso por el que una persona consigue lo que se proponía previamente a causa de la creencia de que puede conseguirlo.
2.   "Las expectativas y previsiones de los profesores sobre la forma en que de alguna manera se conducirían los alumnos, determinan precisamente las conductas que los profesores esperaban." (Rosenthal y Jacobson).
3.     Una profecía autocumplida es una expectativa que incita a las personas a actuar en formas que hacen que la expectativa se vuelva cierta.


Caso real de “Pigmalión negativo”

Ana, una profesora de Lengua, seria y motivada, comenzó el curso con una nueva clase en la que se encontraba Gonzalo, un adolescente que en el curso anterior y con otro profesor, había destacado tanto en su rendimiento como por su buena conducta. En su nueva clase, y con la nueva profesora, Gonzalo comenzó a ir peor tanto en aprovechamiento como en comportamiento, lo que, como es lógico, preocupaba a Ana, que decidió discutir la situación con sus colegas. La psicóloga del centro le propuso grabar un video de su clase en el transcurso de ésta, sin que lo supieran los alumnos. Tras proyectar el video ninguno de los profesores presentes advirtió nada significativo entre las interacciones entre Ana y Gonzalo.
La psicóloga decidió ver el video una vez más, pero esta vez a “cámara lenta”, y es entonces cuando se percató de que Ana fruncía el ceño cada vez que se dirigía a Gonzalo. Así se lo hizo saber a Ana, la cual confesó no se consciente de ese gesto. Al ser preguntada cómo “le caía” Gonzalo, Ana confesó con sinceridad que, a pesar de no tener ningún fundamento aparente, el chico le caía mal. La psicóloga le explico que ese gesto de fruncir el ceño reflejaba su actitud negativa hacia Gonzalo y que éste la percibiera sin apenas darse cuenta; este proceso de comunicación de rechazo del alumno por parte de la profesora explicaría, según el “efecto Pigmalión”, la disminución del interés de Gonzalo por sus estudios, al menos con respecto a la asignatura de Lengua. Ana dejó de fruncir el ceño y se esforzó en modificar su actitud hacia Gonzalo, quien gradualmente comenzó a mejorar.

2 comentarios:

  1. ¡Hola!

    La entrada está muy interesante.Conocía el efecto "Pigmalión", pero me ha encantado el caso real que habéis expuesto. Es increíble como los/las maestros/as podemos llegar a influir en los/las alumnos/as.

    Un saludo.

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  2. ¡Hola!
    Esta entrada la vemos muy interesante. No conocíamos el caso "Pigmalión" pero con la breve explicación que habéis dado y el caso real que habéis expuesto nos a quedado muy claro.Gracias por la información.

    Un saludo!

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